Grau y el espejo del nuevo patriotismo peruano
El Perú atraviesa una crisis no solo política, sino civilizatoria. La delincuencia opera con logística de guerra, la informalidad desborda al Estado y la ciudadanía queda expuesta. A ello se suma un sistema de partidos pulverizado, sin arraigo ni horizonte.
Un país desbordado y la necesidad de un referente moral
En esta búsqueda de autoridad y dirección, el país vuelve a Miguel Grau. No al héroe rígido, sino al marino que se formó entre puertos, al oficial que hizo de la técnica una forma de servicio y al parlamentario que renunció a su curul para defender al país. Su escaño vacío en el Congreso es prueba de que el Perú reconoce en él un estándar moral que aún no encuentra sustituto.
Esa ética —disciplina sin abuso, mando sin estridencia, autoridad sin arbitrariedad— es la que falta en un país donde las instituciones se extravían. Por eso, su figura no es solo memoria: es un método para pensar el poder en tiempos de desorden.
La búsqueda de orden y posible surgimiento
La implosión del sistema político ha abierto espacio para corrientes que buscan responder al colapso estatal. La primera que he encontrado hasta el momento es el Partido Patriótico del Perú (PPP), que propone una reconstrucción institucional basada en jerarquía, disciplina y eficiencia. Su líder, Herbert Caller —comandante retirado, ingeniero, abogado y........© Expreso





















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