Las trampas del Pacte Nacional per la Llengua
El catalán vive una emergencia social: el uso real de la lengua se reduce, especialmente entre los jóvenes y en ámbitos clave como la educación, la justicia o el mundo digital. Nada que no sepamos. Ante esta realidad, la Generalitat ha impulsado el Pacte Nacional per la Llengua (PNL), presentado como una estrategia transversal para reforzar el catalán como lengua de cohesión y de futuro. Hasta aquí, todo bien, ¿no? El documento marco incluye 21 ámbitos de intervención, más de 200 acciones y un presupuesto de 255 millones de euros hasta 2030. El Pacto tiene puntos fuertes, como su visión amplia y el intento de actuar sobre sectores diversos, desde el comercio hasta la inmigración o el mundo digital. Esta transversalidad es positiva, pero nadie sabe cómo será su implementación real.
En el ámbito educativo, se prevé formar nuevos docentes y reforzar el catalán en las aulas, pero no se aborda directamente la erosión del catalán como lengua vehicular. La judicialización de la inmersión queda fuera del foco, y eso debilita la estrategia. Sin una defensa clara del modelo lingüístico, el uso educativo del catalán puede seguir retrocediendo. En resumen, no........
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