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La presidenta en su laberinto y el cierre de 2025 

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tuesday

La presidenta Claudia Sheinbaum ha contraído, apenas pasando su primer año de gobierno, el síndrome de los presidentes de este país que se desconectan de la realidad cuando esta no se acomoda a su discurso y que deciden no escuchar críticas o cuestionamientos a su gobierno y tampoco quieren oír las quejas de los ciudadanos sobre problemas y necesidades reales que enfrenta la población.

Al igual que muchos de sus antecesores que, cuando se acomodaron en el poder y dimensionaron la gravedad y complejidad de los problemas nacionales, decidieron cerrarse a la crítica e ignorar los reclamos sociales, la doctora ya cerró cualquier posibilidad de aceptar un diagnóstico distinto al de la demagogia que pregona su movimiento político.

Y a partir de eso, la primera presidenta de México decidió que todo lo que no encaje en la narrativa propagandística del oficialismo, se considere proscrito de la realidad oficial, y por tanto se catalogue como “conspiración contra el régimen”, “campaña del conservadurismo”, “comentócratas malintencionados” o de plano “traición a la Patria por invocar el apoyo del extranjero” para resolver lo que no resuelve su gobierno.

Sólo así puede entenderse que la doctora no haya escuchado el fuertísimo estallido de la violencia ocurrida en el municipio de Coahuayana en la sierra de Michoacán, donde un coche bomba terrorista atacó a la población civil inocente e hizo volar en pedazos cuerpos, autos, casas (y de pasada también el claramente fallido “Plan Michoacán"), mientras sí escuchaba, extasiada, el entusiasmo de la adulación y la autocelebración en la que el nuevo aparato político y corporativo de Morena, le llenaba el Zócalo capitalino para aclamarla como “la mejor presidenta del mundo”.

A eso suena esta frase de la presidenta en su discurso de celebración del sábado........

© El Universal