Feliz Navidad, cíborgs
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monday
Primero de diciembre con su alegría, las lucecitas de colores, los arbolitos, las chivas rumberas, los trancones, los centros comerciales abarrotados de gente, Pastor López en los buses, en los taxis, en las cafeterías y en las cantinas, los niños con sus listas de regalos a Papá Noel, al Niño Dios y a los Reyes Magos (uno por cada uno) y la fiebre de Black Friday, obvio. Porque a donde uno dirija la mirada hay un anuncio con una promoción. Pague uno y lleve dos. Pague dos y lleve tres. Reciba el cuarenta por ciento, pague a cuotas, setenta por ciento si paga de contado, así en una perorata que no acaba. Y aquí estamos. Congelados en medio del trancón. Mi hijo pequeño atrás, al que le di el teléfono para que aguantara la ansiedad que le da la quietud. Mi hija preadolescente de nuevo diciendo que necesita un celular. Insiste en que lo necesita. “Es una necesidad, ma, no es un antojo”. Entonces, mientras intento aislar los pitos de los carros alrededor y veo que en el carril contrario otra moto tuvo un accidente espantoso y por suerte ya........
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