El rentismo es racismo
El acceso a la vivienda nunca ha sido igual para todos: las personas migrantes y racializadas nos enfrentamos a un sistema capitalista que convierte la vivienda en una mercancía, profundamente racista y colonial en su base, y que perpetúa nuestra explotación y desposesión.
Este sistema tiene sus raíces en la acumulación violenta de tierras, que no solo afecta a quienes trabajan la tierra y no tienen acceso a ella, sino que también golpea a las poblaciones originarias, especialmente a través de procesos coloniales que estados como el español han impulsado en diversas partes del mundo. El racismo estructural, que categoriza a las personas según su “in”humanidad, ha justificado históricamente el trabajo forzado y la esclavitud, pilares fundamentales de las sociedades occidentales modernas.
El rentismo y el racismo inmobiliario no solo nos expulsan de nuestros barrios, sino que nos colocan en una doble desposesión: primero, en nuestros países de origen, donde se nos despoja de la tierra y de nuestros derechos; y luego, en el Estado español, donde, debido a la precariedad económica, nos enfrentamos a una vivienda que es considerada un lujo y no un derecho. El colonialismo consecuente al capitalismo, el racismo institucional e inmobiliario, y la dificultad de acceder a la vivienda, nos coloca en una posición de doble y triple vulnerabilidad como inquilinas en un mercado inmobiliario al servicio de la especulación.
En la lucha por el derecho a la vivienda, las secuelas del sistema colonial siguen manifestándose de forma sistemática. Las personas migrantes y racializadas........
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