El papa Francisco y mi abuela Placeres
Escritor
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El papa Francisco / Ramiro Agustin Vargas Tabare / CONTACTO / EUROPA PRESS
Durante muchos años, yo abrigué un plan: cuando afrontara el último tramo de vida, recobraría una fe luminosa que no solo me prometería la resurrección de la carne, sino que me daría la vida eterna.
Parecía un plan sin fisuras, que calmaba mi contumaz miedo a palmarla, pero mostraba una grieta casi insalvable: algo tan sencillo como creer le resulta casi imposible a quien no cree, aunque quiera. Ahí, sin embargo, entraba en acción una persona. Mi abuela Placeres, que pasó toda su vida en A Espiñeira, una aldea de la costa de Lugo, limpiaba los bancos de la ermita y no se saltaba ni una ceremonia. Parecía, y quizá lo........
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