Tranquilidad, templanza, reflexión
La gran interrogante sigue ahí: ¿qué ha hecho mal la izquierda chilena para que buena parte del pueblo termine votando por un programa que va contra sus propios intereses sociales?
Ganó Kast por una contundente mayoría. Para el mundo progresista, eso es serio, pero no es el fin de los tiempos, es un giro político, no un cataclismo. Lo primero que se necesita –desde la centroizquierda– es tranquilidad, la capacidad de respirar hondo, no caer en el griterío inútil ni en las alarmas apocalípticas que solo fortalecen al adversario.
La tranquilidad no implica minimizar los riesgos reales de un Gobierno ultraconservador, sino calibrarlos con inteligencia. Kast gobernará un periodo presidencial, no inaugura un régimen ni ha reescrito las reglas del juego, y es parte de la alternancia que prevé toda democracia liberal. Ganó dentro del sistema y tendrá que gobernar dentro del sistema, no por encima de él.
Este sistema aún ofrece contrapesos robustos. No tiene mayoría absoluta en el Congreso, y una parte de la derecha tradicional no está dispuesta a acompañarlo en aventuras refundacionales o ideológicas extremas. Además del Parlamento, hay un marco institucional que ha aguantado crisis sociales, estallidos, intentos de demoler el sistema representativo y el Poder Judicial. Ahí siguen el Banco Central autónomo, el Tribunal Constitucional con control propio, y una red judicial con márgenes de independencia frente a los poderes.
Y si todo esto suena abstracto, conviene recordar que fuera del Congreso existe una sociedad civil que no........© el mostrador





















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