El egoísmo de los sistemas gobernantes
A poco que buceemos en nuestra propia historia, nos daremos cuenta que únicamente el egocentrismo y el rencor tienen patria, la fraternidad carece de ella. Practicar el corazón no es lo nuestro. Olvidamos que todos requerimos de todos para vivir y que, el mejor mando, es aquel que nos enseña a servir, no a servirnos de la gente. Quizás tengamos que salir de ese inherente amor propio, miope y destructivo, hacia un amor libre y generoso, que nos reconduzca hacia un espíritu siempre dispuesto, que es lo que injerta espacios armónicos. Claro, sería convertir la política en la mejor poética de latidos verdaderos, cuya ley fundamental es la clemencia de sus moradores. Ojalá dejásemos de alimentar el desenfrenado deseo de placer y ambición, dándonos por completo.
Sea como fuere, caer en la........
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