Crónicas y relatos de la migración: Paseando por Chile
Se hace pesada la carga, el camino se empina, solo la ilusión de viajar justifica el esfuerzo y alivia el cansancio de estos días grises y estas noches sin luna de mi país. «Nos iremos a Chile», resuelve el migrante. Con sus contrastes: verdes los valles y blancas las montañas, el calor del verano y el frío de las playas. Cuatro horas de selva amazónica, dos de desiertos costeros, una más de cordillera para llegar a Santiago.
Un carguero inmenso deja su ancha estela con rumbo a Valparaíso. Los riscos de la costa cortados por playas solitarias y caletas de pescadores van quedando atrás, cuando se acaba el ocre del Atacama y comienza el níveo del Aconcagua. Hora de iniciar el descenso sobre los campos cultivados al norte de Pudahuel. Un cóndor planea para posarse sereno sobre la pista y ser aplaudido por los viajeros que reconocen lo majestuoso de su vuelo.
En Viña del Mar hace........
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