Crónicas de Facundo: Los cortesanos y sus espacios políticos
“Reconstruir la nación” para reconstruir la patria y su prístino sentido – ser libres, como debemos serlo, diría Manuel José Sanz – “no es tarea de ingenuos ni de necios”. Eso nos lo recuerda José Rodríguez Iturbe, con quien comparto intelectualmente el desafío de la afirmación, para tal propósito, de una conciencia de nación todavía ausente en Venezuela.
Pepe abunda la cuestión con sólidos fundamentos éticos e históricos, a la luz de los intentos de transición que hemos conocido desde los tiempos de la Cosiata. Su texto, “Venezuela: la persecución de la sombra” es luminoso. Lo afirmo sin ambages. Me basta una consideración suya, su alerta para que blindemos la significación del desafío pendiente y agonal: “La ambición sin control acompaña el enanismo histórico de ciertos pretendidos dirigentes. Los liderazgos pigmeos o incapaces suelen intentar cubrir la desnudez de sus limitaciones acudiendo a la fuerza de los mitos”. Y estos, que son varios y han hipotecado nuestro devenir, han de ser enterrados.
En mi discurso leído ante la Academia de Mérida en 2022, “La conciencia de nación: Reconstrucción de las raíces venezolanas”, apelo a distintas enseñanzas valiosas que veo en síntesis mejor acabada y armoniosa dentro del relato intelectual de Rodríguez Iturbe. Cito el esfuerzo regenerador descrito por don Andrés Bello, quien, al referirse a la consistencia durable y socialmente modeladora de nuestra nación y su sistema político alude como causa, justamente, el “malogramiento de las minas”. Lo que impulsó, de modo particular a nuestra generación fundacional y universitaria – la de 1810 y 1811, vituperada luego por el Padre Libertador, hombre de armas y de alma espartana – a labrar “ocupaciones más sólidas, más útiles, y más benéficas”. Es un precedente que adquiere inusitada actualidad, tras la desmaterialización de la república y la pulverización de nuestra nación, que migra hacia afuera y hacia adentro.
Luego hago presente a Ernesto Mayz Vallenilla, filósofo y rector universitario, quien al hablar de nuestra “conciencia cultural” como venezolanos, observa que ese “examen de conciencia” se ha de trocar, si se busca alcanzar el objetivo, en “nuestro propio examen de conciencia”, ese que debemos hacernos cada venezolano.
José Gil Fortoul, al abonar sobre este asunto opta por poner su énfasis en “el sentimiento nacionalista” que se caracterizaría por el........
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