Crónicas de Facundo: El 5 de julio de 1811
Celebramos el 5 de julio sin tener patria en Venezuela. Hemos de ser conscientes de esta realidad. La república se pulverizó, tanto como la Constitución de 1999, que es el pecado original, el origen de nuestras desventuras como pueblo. Lo grave es que la nación nuestra, contenido y soporte de la sociedad política que ha desaparecido en medio de los enconos, también se nos hizo añicos durante el corriente siglo. Si el afecto social ha desaparecido., cuando menos y enhorabuena sobrevive Venezuela en nuestros corazones. Con ellos sostenemos nuestra memoria de venezolanos, con altivez y espíritu resiliente.
A nuestra diáspora – la de adentro y la de afuera – se le ha irrogado un severo daño antropológico. La satrapía responsable que secuestrara el territorio en el que reposan las cenizas de nuestros mayores y lo ocupa por la fuerza, sin votos, negando la legitimidad democrática del 28 de julio de 2024, debe mirarse en las páginas de nuestra emancipación para que bien sepa sobre su destino fatal.
El desafío que hemos de atender con celo y mucho aplomo es, justamente, reconstruir a la nación para volver a ser ciudadanos.
He aquí, pues, la significación de reencontrarnos imaginariamente alrededor de esta fecha liminar y patria, para que fortalezcamos el optimismo de la voluntad. Urge que restablezcamos los lazos de afecto rotos por las separaciones. El renacer de la confianza nos hará posible reconstituir nuestra conciencia de nación: “limpiando primero el corazón de la levadura vieja”, diría Agustín de Hipona.
El 5 de julio y la Declaración de nuestra independencia – que fue la formalización del ejercicio de nuestra libertad púber al decidir separarnos de la España peninsular – ha de seguir siendo, en su ejemplaridad, expresión de nuestro proceso seminal de humanización como venezolanos. Bien lo decía don Andrés Bello: “Debe empezar la época de la regeneración civil de Venezuela, [tras] el malogramiento de las minas [cuando] la atención… debió dirigirse desde luego a ocupaciones más sólidas, más útiles y benéficas”.
Cada 5 de julio nos hemos dado por servidos los venezolanos, sin embargo, con la sola lectura del Acta de Independencia en sesión solemne o en alguna plaza, luego de ser abierta el arca que la contiene. Sensiblemente, le ha proseguido siempre un desfile militar que profana y desvirtúa el hondo significado civil de esta memorable fecha.
El caso es que se ha intentado repetidamente y a lo largo de dos siglos de acabar de raíz con la ilustración civil pionera de Venezuela. En esa línea de pensamiento han encontrado su justificación las dictaduras de los Monagas y de los Guzmán en el siglo XIX y las de Gómez y Pérez Jiménez en el siglo XX. Hasta el credo original bolivariano ha sido desfigurado y corrompido por los apóstatas del presente, que lo usan para el tráfico de las ilusiones, para traspapelar sus crímenes y delitos, y apalancar a un Estado que odia y oprime a los venezolanos, aliado con los profetas del pesimismo democrático.
Los repúblicos de 1811, autores del Acta de la Independencia y forjadores de nuestra primera........© El Impulso
