La justicia como trinchera
Hay momentos que, en vez de cerrar un capítulo, parecen abrir una grieta. La condena en primera instancia al expresidente Álvaro Uribe es uno de esos. No porque esté por encima de la ley, eso no se discute, sino porque ver a un expresidente sentado en el banquillo, con todo lo que representa, abre una herida difícil de cerrar. Sí, cometió errores, pero nadie puede negar que ha dado la vida por este país. La condena a un expresidente siempre genera dolor. Lo generaría también si fuese Gustavo Petro, no por sus aciertos o fracasos, sino porque la investidura misma, con todo lo que encarna, no es un detalle menor.
Nadie está por encima de la ley. Pero esa verdad no elimina el dolor. Basta ver al país partido: un........
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