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¿Podemos desescalar la violencia política?

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El 7 de junio, el precandidato presidencial Miguel Uribe recibió varios disparos, dos en la cabeza, a manos de un sicario adolescente de apenas 14 años, que fue capturado rápidamente. El atentado causa zozobra y desasosiego en buena medida porque, en el momento en que escribo esta columna, aún no se sabe quiénes fueron los autores materiales, y la impunidad de este país abre la posibilidad de que nunca se sepa. Es el escenario perfecto para oportunistas y conspiradores, listos y listas para capitalizar la tragedia y pescar en río revuelto. Pero ambas cosas son muy peligrosas, se alimentan de la violencia, les conviene azuzarla. El atentado contra Miguel Uribe fue escalofriante porque nos enfrentó con una Colombia que queríamos dejar en el pasado pero que sigue estando, la........

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