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CUANDO LA VIDA ES UNA SIN SALIDA

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13.07.2025

Uriel Escobar Barrios, M.D.

Hace unos días, un estremecedor hecho sacudió a la comunidad del Eje Cafetero: un joven de apenas 16 años se lanzó desde el viaducto César Gaviria Trujillo, símbolo de unión entre Pereira y Dosquebradas, y perdió la vida en un acto desesperado. Su nombre, su historia y sus heridas quedan en la intimidad de sus seres queridos, pero su partida nos obliga a mirar de frente una realidad que muchos prefieren ignorar: la desesperanza silenciosa que habita en miles de jóvenes. Desde la Psiquiatría, sabemos que el suicidio no es el resultado de un solo evento, sino el desenlace de múltiples factores: emocionales, familiares, sociales y, en muchos casos, de salud mental. No es cobardía ni egoísmo. Es una forma extrema de dolor psíquico, de sentirse atrapado en un túnel sin luz ni salida. El joven que se lanza al vacío no busca la muerte, busca cesar un sufrimiento insoportable. Para él, morir no es una elección libre, sino la única forma de apagar una angustia que nadie ha sabido o podido ver. El suicidio en adolescentes es una de las principales causas de muerte en este grupo etario en Colombia y el mundo. No es una cifra fría; es una tragedia que habla de un sistema que muchas veces no escucha, de familias desbordadas, de instituciones educativas centradas más en resultados que en afectos, y de una sociedad que suele juzgar antes de comprender.

¿En qué momento dejamos de ver al niño que reía, que jugaba, que soñaba con ser grande? ¿En qué momento se volvió invisible su sufrimiento? Muchos adolescentes viven bajo una presión inmensa: exigencias académicas, conflictos familiares, redes........

© El Diario