Vientres alquilados
Diego Augusto Arcila Vélez
En una tarde de acompañamiento espiritual y consejería, María -nombre ficticio, a quien agradezco que, después de ser escuchada, me permitiera introducir este tema en la presente columna, guardando el sigilo profesional- decía: “he alquilado mi vientre en tres oportunidades, dos han sido exitosas, uno lo perdí; hoy siento que no he hecho bien, me encuentro triste, pienso en mi vida, los bebés que he llevado y que no son míos; igualmente la alegría que di a unos padres que no podían o no querían gestar -dos parejas heterosexuales y una homosexual-. Lo hice por dinero y hoy por hoy me siento vacía”.
El vientre alquilado o embarazo subrogado, es un acto reproductor que genera el nacimiento de un niño gestado por una mujer sujeta a un pacto o compromiso, mediante el cual debe ceder todos los derechos sobre el recién nacido a favor de otra mujer que figurará como madre. Continúa María: “lo hice impulsada por mis condiciones precarias y pobreza; fui contactada por supuestos “profesionales”, hicieron todo por mí, yo solo después de llenar los requisitos de ley, me dispuse con todas las normas médicas a practicarme el procedimiento. Lo hice por 15 millones”.
El impacto producido hoy por los éxitos de la ciencia embrionaria y de gestación, no puede deslumbrarnos. Hoy hay algunos que se preguntan cándidamente ¿qué hay de malo en el intento de obtener una concepción humana de modo........
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