Que el espíritu navideño no te deje sin dinero
Diciembre tiene un extraño efecto psicológico: nos vuelve más emocionales, más impulsivos y, sobre todo, más gastones. La ciencia del comportamiento muestra que, cuando estamos alegres, nostálgicos o bajo presión social, tomamos peores decisiones financieras. Y diciembre es, precisamente, la mezcla perfecta de esas tres cosas. Por eso, cada año repetimos el mismo patrón: nos pagan la prima y, en cuestión de días, estamos preguntándonos a dónde se fue.
Algunos errores o sesgos de nuestro cerebro nos llevan a tomar estas malas decisiones. El sesgo del presente nos empuja a privilegiar el placer inmediato, la fiesta, la novena o el viaje de Navidad, sobre lo que realmente importa en enero. El famoso sesgo de rebaño nos hace pensar que, como todos gastan, nosotros también deberíamos hacerlo. Adicionalmente, existe la presión emocional de quedar bien, no decepcionar a los niños y no ser tacaños con la familia.
Una estrategia muy sencilla para combatir los excesos es etiquetar mentalmente el dinero, o sea, dividir la plata en “cajones”,........





















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