LEGULEYADAS: PERVERSIDAD QUE EROSIONA LA SEGURIDAD JURÍDICA
En este teatro de la justicia colombiana, no busquen la verdad ahogada río arriba, pues los zombis sin sepultura, esos leguleyos que hurgan en las entrañas del Derecho, no solo devoran el cuerpo del Estado sino que perpetúan su especie corrupta y desalmada, dispuestos a arrasar con lo poco que queda de dignidad entre los vivos.
Estos hombres lobo, mitades bestia y jurista, y dueños del poder judicial, acaso ignorantes o cómplices, saquean la justicia hasta dejarla tan vacía que solo cabe preguntarse: cuando consuman su corrupción y manipulación, ¿qué quedará de la seguridad jurídica? Como en aquella leyenda oscura, donde el Ángel Bello predica la perversidad maquillada de benevolencia, así se disfrazan las leguleyadas, artimañas maliciosas que, bajo apariencia legal, destruyen la esencia del derecho y erosionan la confianza ciudadana, fomentando un sistema más imaginario que sustancial, más farsa que justicia.
Cuentos o realidades, la religión, la política y el derecho se convierten en actores de este drama grotesco que condena a la sociedad a vivir bajo la tiranía de jueces y magistrados deshumanizados, leguleyos sin escrúpulos, que hacen del abuso y la traición su modus operandi.
Se habla con vehemencia de la separación de poderes atribuyéndole a cada uno la responsabilidad y competencia de un Gobierno en un Estado Social de Derecho protector de la dignidad humana sugiriendo de paso el respeto, la alteridad el amor, la transparencia. Retórica postura de incautos pensadores de oficio.
La separación de poderes se proclama como fundamento de un Estado social de derecho, protector de la dignidad humana y promotor de valores como el respeto y la transparencia. Sin embargo, esta retórica solo convence a incautos, pues la realidad es otra: el poder judicial, supuestamente........





















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