HÉCTOR TABARES VÁSQUEZ

Y conculcaron, no obstante hoy son objeto del ostracismo, con razón o no, de parte de la pre modernidad a la cual le correspondió abolirlas, desecharlas, considerarlas estereotipos, vetustas y producto de un oscurantismo circulante y vinculante, en expresión de rebeldía y de liberación cultural. No es de nuestra incumbencia la posición radical y encargada de desautorizar los conceptos y las ideas de los demás. El interés radica y es de gran entidad, además de la obligación moral, de al menos, hacer eco de unas actitudes y comportamientos sugeridas, particular y especialmente, a quienes en mitad de la violencia y en una verdadera odisea, intentábamos escapar de la incultura, de la economía bastante deteriorada y difícil de superar, dadas las condiciones de todo tipo en un ambiente de sectores medios y bajos. Factores básicos orientados a no perder el rumbo, a mantener la tendencia hacia una formación redundante en pro de la transformación mental, social y personal. Vienen a la memoria, quizás en virtud del olvido, la ausencia, empero siempre presentes en el diario vivir y desde luego, añorándolos en la utilidad y el servicio prestado durante el recorrido de unos tiempos nada fáciles de direccionar. Eran aquellas calendas donde irse a la calle sonaba a fantasía, la maravilla del momento, un estar ad portas de encontrarnos a lo desconocido, de admirarse a causa de lo........

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