DEL CUELLO HACIA ABAJO
Hay días en que el cuerpo se hace escuchar. No con palabras, sino con un dolor de espalda que no cede, con un cansancio que el café no quita o con esa migraña que llega puntual como un recordatorio incómodo. No son casualidades.
En la actualidad el «estar ocupado» es medalla de honor y las pantallas nos roban hasta el último minuto de quietud. Hemos convertido el cuerpo en una herramienta: algo que llevar al gimnasio para moldearlo, a la farmacia para silenciarlo o a la oficina para explotarlo. Pero ¿qué pasa cuando dejamos de tratarlo como un objeto y empezamos a habitarlo como nuestro hogar?La mente puede engañarse con frases motivacionales o listas de metas, pero el cuerpo no miente. Es el testigo silencioso de todo........© El Diario
