Malos tiempos llegaron
Ciudad de México.- Se llamaba Pascual Nieves Palomares. Amigo mío de juventud, vivía en un pequeño pueblo del centro de mi natal Coahuila. De vez en cuando nos invitaba a pasar algunos días en su terruño, y disfrutábamos entonces de una sabrosa vianda preparada por su señora madre, llamada patagorría (la sabrosa vianda, no la señora madre), un rico caldo con añadidura de vísceras de chivo. Sucedió que Pascual se fue "al otro lado", y después de un par de años regresó convertido en Donald S. Pigeonhouses. (La S era de Snows). Venía en un carrazo Studebaker kilométrico, de tercera o cuarta mano, pero que él hacía ver de primera a base de lavarlo y encerarlo cotidianamente. El mismo día de su retorno guardó el coche, y aunque le pedíamos que nos paseara en él se negaba a sacarlo. "Es que luego los perros le muerden los pipotillos", aducía. Los pipotillos eran los dispositivos por donde se echaba aire a las llantas. El amigo Pascual -Donald- lucía con orgullo una chaqueta de lana, gruesa, color verde olivo, con capucha y una inscripción que decía "U.S. Army". Hacía un calor de 35 grados, pero él llevaba a todos lados su preciada prenda. Una noche, en la cantina del lugar, luego de dos o tres tequilas, nos........
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