Ya no cuela
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / EP
Durante años, Pedro Sánchez vendió la idea de que tenía línea directa con Ursula von der Leyen. Un tipo influyente, un líder global, el mediador entre continentes, el puente entre Biden y Macron, el oráculo ibérico de la socialdemocracia europea. Casi nada. Incluso en sus momentos de mayor descrédito interno, seguía ondeando en Moncloa la bandera de Europa como si fuera una carta blanca de inmunidad diplomática. Pero las cosas han cambiado. La semana pasada, Europa le ha dicho a Sánchez –en fino bruselense, pero con la misma contundencia que una paralela de Hacienda– que ni es tan influyente, ni tan convincente, ni tan imprescindible.
Primera advertencia: la OPA de BBVA sobre Sabadell. Una operación de mercado en la que el Gobierno ha decidido ponerse de árbitro, jugador y juez, todo a la vez. No porque se le haya despertado de repente el espíritu intervencionista del viejo laborismo británico, sino porque –¡oh, sorpresa!– sus socios independentistas no quieren que el Sabadell desaparezca del mapa catalán. Y como ya es costumbre, cuando Junts estornuda, Moncloa corre a buscar un pañuelo.
La Comisión Europea, que no suele meterse en el barro de los conflictos internos salvo que huela a vulneración de tratado, ha dicho........
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