La dignidad no se negocia
A la exmandataria Jeanine Áñez le quitaron (literalmente) todo, menos su dignidad. Fue perseguida, detenida, torturada, humillada, discriminada; le prohibieron las visitas de sus hijos, familiares, amigos y abogados. Quisieron muchas veces quebrarla, liquidarla moralmente, darle muerte civil, pero todo el poder junto no pudo. En los casi cinco (5) años de privación de su libertad, siempre mantuvo la frente en alto y aguantó todo el trato inhumano que existe en la cárcel. No recibió ningún privilegio, menos algún trato excepcional como exmandataria.
Ni en tiempos de la Santa Inquisición se había detenido y condenado (públicamente) a una persona sin proceso previo y donde las garantías básicas y universales del debido proceso fueron papel mojado. Ni en las peores dictaduras se había hecho algo igual. No existen antecedentes en la historia democrática donde el gobierno y toda la maquinaria estatal (ministerios de justicia, de gobierno, jueces, fiscales, policía, etc.) haya funcionado con tanta perversidad. A la exmandataria se la trataba peor que a una prisionera de guerra, se la torturaba de todas formas. Que le........





















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