Marcha de bobos y un contrato para vender el alma
Después de tantos sinsabores y frustraciones, la oposición política boliviana saborea con deleite el impulso periodístico y político, expresado por los medios de difusión masiva y redes digitales, dirigido a centrar la atención general en las elecciones nacionales que tendrían que celebrarse en agosto próximo.
Semejante fuerza comunicativa da espacio a que dirigentes políticos contrarios al régimen recuperen algún protagonismo, dejando de estar relegados noticiosamente por la pelea interna del oficialismo y las expresiones de incontinencia emocional de Morales Ayma. Ahora hasta pueden aparecer en titulares, sea porque se alían, o no, entre ellos, porque alguien renuncia a ser postulado a la presidencia, en tanto que otro insinúa que ahora es radicalmente unitario, pero talvez deje de serlo tanto, si los otros no se le subordinan.
Cuestiones como la implacable inflación de los precios de productos primordiales, las rudas manifestaciones de cambio climático, o los huecos periódicos en la provisión de combustibles, ceden el monopolio de la de la centralidad noticiosa, ante informaciones electorales, incluida la idea de que ellas traerán un “gran cambio” o, al menos, una........
© El Deber
