El espejismo de la renovación
En cada ciclo electoral, Bolivia presencia un desfile de rostros nuevos que prometen redención. Jóvenes entusiastas, líderes emergentes, outsiders empresariales o activistas de redes sociales son presentados como la alternativa inevitable frente a una vieja política desgastada. La promesa de renovación, sin embargo, es muchas veces solo un cambio de envoltorio: bajo trajes distintos, se ocultan las mismas prácticas que han socavado nuestra institucionalidad por décadas.
Renovar no es maquillar. No se trata de sustituir nombres, sino de modificar estructuras, principios y cultura política. La verdadera renovación implica romper con el caudillismo, con el clientelismo, con la lógica de partido como empresa personal. Y en ese terreno, muchos de los supuestos renovadores fracasan desde el inicio.
La juventud no es garantía de lucidez, como la edad tampoco es sinónimo de sabiduría. En política, lo que importa no es la biografía, sino la visión de país, la ética de poder y el respeto por las reglas. Y ahí........
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