menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

La batalla del tipo de cambio: del Colchón Bank al renacer del Banco Central

10 17
17.11.2025

El reciente descenso del precio del dólar en Bolivia, que sorprendió al mercado al romper la barrera psicológica de los Bs 10 y después volver a subir a 10,6 , es tan llamativo como engañoso. No porque sea falso, sino porque es un alivio emocional, no un cambio estructural. Es como cuando por fin se calma el bebé, pero no porque resolviste el problema, sino porque se cansó de llorar. La economía boliviana no ha cambiado de rumbo de un día para otro; lo que cambió, al menos por ahora, es el ánimo colectivo.
El país vive una recesión que ha encogido la liquidez de las empresas. Cuando las ventas se frenan y los bolsillos se aprietan, las importaciones bajan, y con ellas la demanda de dólares. A eso se suma el moderado optimismo político tras el cambio de gobierno: cuando la gente cree que las cosas podrían mejorar, reduce la compra de dólares “por si acaso”. Y, claro, reaparece un viejo protagonista de la economía boliviana: el “Colchón Bank”, nuestra institución financiera más estable, eficiente y totalmente fuera de regulación, que funciona en roperos, almohadas y cajas de zapatos. Muchos decidieron liberar los billetes verdes que llevaban escondidos desde tiempos preinflacionarios porque no tiene de otra, ya que bajaron los ingresos por crisis.
Hubo también una mejora ligera de exportaciones y algo más de turismo, lo que aumentó la oferta real de dólares. Pero el fenómeno determinante fue psicológico: el ingreso de dólares “imaginarios”. No llegaron físicamente, pero llegaron en espíritu. Solo mencionar que la CAF promete USD 3.100 millones produjo más calma que si aterrizara un Hércules de la Fuerza Aérea cargado de billetes frescos. En economía, las expectativas tienen ese poder: a veces tranquilizan más que los hechos.
Pero esta pausa en la tensión cambiaria no resuelve nada de fondo. No hay un boom exportador, ni grandes flujos de inversión extranjera, ni un incremento extraordinario de remesas. Por eso, el país necesita algo más profundo que un descanso: necesita un nuevo régimen cambiario que acompañe un proceso serio de estabilización y por........

© El Deber