Encuentro Cainco: ¿Debate o entrevista maratónica?
En tiempos pasados, los debates electorales en Bolivia eran un lujo escaso y cuidadosamente evitado, especialmente por el gran ausente permanente, el hermano Evo Morales, quien prefería las multitudes obedientes a los periodistas inquisitivos y los rivales chinchosos. Hoy, sin embargo, nos encontramos ante una inesperada primavera de debates… aunque, eso sí, también con la hidra populista azul ausente en todas sus versiones. La ausencia más notada es la del querubín de la política, el príncipe en rebeldía del Chapare.
Lo cierto es que esta efervescencia democrática es saludable: ver a los candidatos intentando hilar ideas bajo presión nos recuerda que todavía hay esperanza… o al menos entretenimiento. Aunque, seamos francos, los expertos electorales insisten en que nadie vota por propuestas. Votamos por miradas profundas, peinados, slogans con eco y una buena dosis de emoción. Votamos con el bajo vientre y no con el musculo de las ideas, el cerebro.
El 17 de agosto se vivió uno de los eventos más esperados de esta telenovela electoral: la Cainco organizó un “debate”, que en rigor fue una especie de mesa redonda de entrevistas cruzadas, con cuatro candidatos sentados y cuatro periodistas que hicieron lo posible por no bostezar ni mostrar cara de “esto ya lo escuché”. El formato era quirúrgico: cuatro temas, cuatro bloques, cuatro periodistas… y respuestas cronometradas. La escenografía era de un cuadrilátero, donde se esperaba un mascara contras cabellera, pero a rigor fue un té de señores bastante educados más dispuestos a jugar rami que a entrar un esgrima de ideas. También cabe destacar el........
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