Maternar: Dícese de trabajar
Nabilia Rivero
Mañana de sol en un municipio lejano, bebé de cuatro meses en casa. Laptop abierta conectada a un proyector. La urgencia física me obliga a salir. Me disculpo con discreción, camino al baño del Alcalde —frío, sin tranca—, sentada al borde del lavamanos me conecto al extractor de leche. Quince minutos más tarde, regreso como si nada. Nadie lo nota.
Pero lo que no se ve, también pesa. Pausas que no figuran en las hojas de vida, ausencias sin justificativo formal, malabares para llegar a todo y lidiar con la culpa de saber que hay algo que estamos dejando de hacer. Es el guion de miles de mujeres que maternan. No son una excepción, son una constante. Y, sin embargo, siguen siendo invisibles.
Muchas veces, esas pausas se traducen en gaps en los CVs. En entrevistas que preguntan por “esos meses sin actividad”, porque no ser madre no viene con certificado de........
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