Entre la motosierra y la licuadora
Javier Milei pasará a la historia por ser el primer presidente autodenominado “anarcocapitalista”. No es un logro menor conseguir que ideas tan radicales lograran convencer a la mayoría de los argentinos, especialmente cuando su adversario era el representante de una fuerza política con tanto arrastre como lo es el peronismo. Me parece, sin embargo, que el verdadero logro consiste en haber pasado lo que, de manera folklórica, se bautizó como la “motosierra”. Venía para cambiar las cosas; su enemigo, el déficit, era su principal objetivo.
El gobierno peronista de Alberto y Cristina Fernández dejaron un déficit financiero del 6,1% del PIB, elevado para los estándares regionales e internacionales. Así, Milei asumía una economía con un problema de gasto crónico, inflación galopante y un sistema de precios completamente distorsionado. Era una olla a presión lista para explotar en las narices de quienes se atrevieran a levantar la tapa. Sabías que iba a estallar, la pregunta era cuándo.
Contra todo pronóstico, Javier Milei no solo fue capaz de acabar con el déficit, sino que, además, generó un pequeño superávit, algo inusual en las finanzas públicas del vecino país. La........





















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