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Trump y el cambio de época

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17.02.2025

El triunfo de Trump en las elecciones en EEUU está significando un verdadero cambio de época pues afecta todas las condiciones económicas, sociales, políticas e institucionales que se plasmaron al final de la Segunda Guerra Mundial y que, claro, sufrieron varias mutaciones en años posteriores. Algunos fueron muy importantes, como la caída de la URSS, el rol preponderante del neoliberalismo y el avance de la globalización, hechos y procesos que, ahora, están en el momento del desenlace y tienen todavía camino por recorrer.

Uno de ellos es la quiebra (¿temporal?, ¿permanente?) de un orden internacional basado en reglas que todos los países debieran respetar, basados en el principio de la vigencia de la soberanía nacional y la adopción del multilateralismo, que tiene como estandarte principal a las Naciones Unidas. Cierto, ello no siempre se respetó. Allí tenemos las innumerables resoluciones de la ONU acerca de que la solución de la crisis palestina pasa por la creación de dos Estados, Palestina e Israel, lo que siempre fue rechazado solo por dos países, Israel y Estados Unidos. La reciente declaración de Trump de entrar unilateralmente a Gaza tira todo el derecho internacional por la borda y es el ejemplo más impactante de esta nueva realidad. Ese carácter impulsivo de Trump hace visible también su debilidad y le va a jugar en contra.

El tema económico de más alta relevancia es el fracaso del proceso de globalización que comienza en la década del 80 del siglo pasado. Al compás de las innovaciones tecnológicas se consideró que los procesos de producción y consumo ahora tenían como mercado a todo el globo terráqueo. Se dijo que ahora “el mundo es plano”, que los capitales no tienen patria y que su libre entrada y salida llevaría a inversiones y crecimiento económico que beneficiaría a toda la población. Es el neoliberalismo llevado a su máxima expresión.

El eje de esta política ha sido la creencia de que los mercados se autorregulan con la libre competencia, tanto en el plano económico y comercial como en el financiero. Ahora la función del Estado va a consistir en preservar los privilegios del modelo económico. Lo principal: dejar a la economía en “piloto automático” y todo lo demás vendría por añadidura.

Pero no fue eso lo que sucedió. La gran predominancia del capital financiero desde fines de los 70 impulsó la desregulación financiera, que se cristalizó con el “Big Bang” de la City de Londres en 1986. Alan Greenspan, jefe del Banco Central de EEUU (la FED) de 1987 a 2006 impulsó la misma política. Así, el sector financiero se volvió más importante que la economía real: nació la “financiarización””. Ese crecimiento del capital financiero, ayudado por la desregulación, llevó a la “Gran Recesión” del 2008, sobre todo por las “hipotecas basura”, que no tenían garantías reales. Se comprobó, otra vez, que no existen los mercados “autorregulados”, menos aún en el........

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