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Una lectura de dos libros de Ángel Ibarguren

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12.03.2025

Entre los placeres que nos depara la lectura de libros de literatura, y en especial de poesía, está la sorpresa. La permanente sorpresa de encontrarnos en sus versos, estrofas, o en simples palabras, todo un mundo de belleza, imaginación o dolor y desesperanza. Se ha dicho muchas veces, por boca de propios poetas, que la poesía no necesita de entendimiento racional ni de explicaciones para poder disfrutarla. Basta repasar la poesía surrealista o vanguardista, por ejemplo, para confirmarlo.

Y, justamente, la lectura de los dos últimos libros del escritor peruano Ángel Ibarguren (Lima, 1984), son otra muestra de que el lector pueda abrir cada página con una sorpresa asegurada. Los dos tomos publicados por Lluvia Editores, como siempre con fino gusto y calidad editorial, nos presentan una sugerente propuesta estética. Esta va desde un homenaje a la tradición literaria hasta el riesgo de la escritura futurista.

¿En qué consisten estas propuestas? Los títulos de los poemarios sugieren una fórmula de los libros del tránsito histórico de la época medieval al renacimiento: El nuevo libro de inventarios, cuentas y un poema compuesto por A. E. Ibarguren, y el subtítulo Con obras de arte coruscantes de R. Saavedra Cobeñas y un enigmático y magnífico poema para piano solo en sol menor de C. Paredes Abad, inspirado en el poema compuesto por A. E. Ibarguren entre los años 2005 y 2021 (2023). El otro, aunque con título mucho más corto, sugiere ese ánimo de sapiencia y erudición con que se envolvían los poetas de la época para presentarse: Summa fallaciloqua, o Tiresias at the beach sin vermú bai G. Urenibar (2023).

Lo que parece una........

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