En esta excepcional Semana Mayor, es deber ser de todo cristiano testimoniar en forma concreta la unidad | Por: Frank Bracho
Frank Bracho, 19A del 2025
«Excepcional» porque, a pesar de toda la madeja de prescripciones calendáricas litúrgicas: lunar, juliana, solar o gregoriana, que nos ha separado en el pasado, este año 2025 las fechas de las tres Pascuas, la cristiana latina, la ortodoxa oriental e incluso la pascua judía, han caído en la misma fecha, en el «Año Jubilar de la Esperanza».
Y por si fuera poco, en el 1700º aniversario del Concilio de Nicea (en Turquía), el primer concilio ecuménico de la historia, que decretó que la fecha común de Pascua de Resurrección debía siempre celebrarse en el primer domingo posterior a la primera luna llena luego del equinoccio de primavera, para todos. Lo cual pareció después haberse quedado en letra muerta, a juzgar porque tantos cristianos, de tantas diversas denominaciones, por habernos quedado en las fechas distintas, seguimos crucificando a Jesús varias veces al año. ¡Como si no hubiera sido suficiente tanto padecimiento por una sola vez!
Y no es que estemos reprochando la legítima diversa multiculturalidad cristiana (de esos más de dos mil millones de cristianos desde Japón hasta Brasil, que lo hacen el credo más grande del mundo, aunque la denominación católica cristiana ya haya sido rebasada en números por el Islam). ¡No! ¡Es maravilloso!
Pero lo que sí exigimos como creyentes es que, idealmente, haya unidad en algo tan esencial como una común fecha de Pascua. Y el evitar estar crucificando a Jesús tantas veces, aunque tenemos que terminar de ver que es más importante su ejemplar Transfiguración y Resurrección que su aparente muerte externa. O el evitar ser anti-ejemplo de fratricidio absurdo suicida como el del gran Cisma allá por el 1050, las guerras entre luteranos y católicos de la Edad Media, la de Irlanda, de Ucrania, y la actual de Gaza/Israel percolando hacia Tierra Santa. ¡Absurdo!
Cuando más bien cobra aún mayor vigencia lo dicho por Jesús en el Evangelio de Juan: «Que todos sean uno, para que el mundo crea».
Mucha tela, pues, aún que cortar, mucho aún ajuste litúrgico que hacer, a fin de evitar tanta letra muerta, o para estar más a tono con la voluntad divina de unidad, en la legítima diversidad. A fin de lograr una mucho mayor fraternidad universal (y no olvidemos que la palabra «católico» significa precisamente eso: el poder servir de bisagra universal para ello). Y, sobre todo, en este «Año Jubilar de la Esperanza», con más razón.
Hasta la fecha de vigilia del 19A de hoy es especialmente significativa,........
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