Por: Domingo Roque

Nuestras abuelitas, muy amenas como siempre, luego de un gran raje del vecindario, lo ultimito y más sustancioso lo guardaban para el final y luego se desataban en historias con soberbia sabiduría, empezando con una fatal frase del correo, corre, ve, y dile, iniciando así su relato, pausadamente: dicen que por ahí hay una junta de usuarios donde las deudas viejas no se pagan y las nuevas deudas hay que empezar a envejecerlas y así que la plata sobra, que plata hay como muelas del gallo y falta tiempo para gastarlo. Y cómo resultó esto. Pues un buen día convocaron a elecciones generales en la susodicha junta, y para cumplir con la convocatoria de la Autoridad Local de Agua (ALA), procedieron a elegir un comité electoral, conformado por un viejito a quien le dicen don Coquito, una viejita a quien llaman doña Angelita, y una señorita que la conocen como Alita.

Pues, así ocurre que un añejo usuario, formal, cumplidor, solidario, al que conocen como don Toño Caballero se reúne con otros agricultores vecinos de su sector y acuerdan formar una lista para candidatear al consejo directivo de la susodicha junta de usuarios. Así lo hicieron; y, con la lista en manos, encabezada por Toño Caballero, se presentaron ante el comité electoral para inscribir su lista, pero he aquí que el comité electoral, como por arte de magia, le puso frente a sus narices un documento de la junta de usuarios donde aparecía como deudor, y como tal, siendo usuario inhábil no podía ser candidato, de nada le valió a don Toño alegar que no era deudor y que tenía documento........

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