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No basta con sobrevivir

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02.10.2025

Se ha llegado a decir: “Ninguna mujer con pulsera ha sido asesinada”. Como si eso bastara. Como si la violencia machista pudiera medirse únicamente en cadáveres. Como si mientras no haya ataúdes, las mujeres debieran sentirse agradecidas. Pero la violencia no empieza ni termina en la muerte. La violencia se instala mucho antes: en el miedo cotidiano, en la vigilancia constante, en la sospecha de que en cualquier momento puede aparecer el hombre que te quiso someter. Se instala en la rutina de revisar dos veces la cerradura, de cambiar de número de teléfono, de mirar por la ventana antes de salir. Se instala en la piel y en la memoria. Eso no es vida. Eso es una ejecución lenta, silenciosa, una condena perpetua. Hoy he estado escuchando testimonios de mujeres que lo vivieron de nuevo. Mujeres que tuvieron que esconderse porque sus maltratadores no estaban localizados. Mujeres que volvieron a sentir el mismo pánico en la garganta, la misma certeza de que podían encontrarlas en cualquier........

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