Con el moño vira’o
Amanecí con dolor en el pecho, un dolor muscular, pero bastante molesto. Trabajé adolorida y con sueño, había dormido mal. La jornada fue intensa, como casi siempre. No me dio tiempo a terminar todo lo que debía hacer, llegué a casa con mil pendientes.
Pero no había corriente, así que cocinar, bañar a los niños y organizarlo todo para el día siguiente fue doblemente complejo. Cuando al fin puse mi cabeza en la almohada, en vez de dormir, me puse a recapitular todos mis “incumplimientos del día”:
No terminé la crónica que según cronograma debía estar lista; no pude estudiar los trazos con mi hija, no jugué con mi hijo, le contesté mal a mi esposo, tuve cara de perro la mitad de la noche, no leí…
Y me culpé porque mi familia........
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