Camino sin retorno
¿Por qué nos enredamos en historias mediocres aun sabiendo que no darán ni para comercial de cine de barrio? Le he preguntado a amigos hombres y alegan curiosidad o tozudez, por anotarse otra raya, por cumplir con el grupo…
Las amigas suelen responder que actúan así por inseguridad, o ilusión empecinada, o manía de mejorar ejemplares quebrados, o miedo a pasar solas fechas de connotado valor social.
Yo creo que he pasado por todas esas justificaciones, y más: he dado cuerda a relojes rotos incluso por autopreservación, como el par de veces (¿o fueron más?) que me arriesgué en el carro de un personaje anodino hacia algún punto lejos de la ciudad, y luego tocó fingir que no me aburría su cháchara ni me asqueaba su falta de habilidades amatorias porque a pie, sola y de noche no podría regresar a casita.
¿Por qué fui con ellos, en primer lugar? Eso mismo pregunto desde el primer párrafo: ¿por qué apagamos la intuición y las alertas sensoriales al punto de poner en peligro nuestra integridad........
© Cubahora
