La isla y la ínsula, ¿antípodas culturales de consumo?
La cuestión de la identidad cultural va más allá de la creatividad en las bellas artes o de la producción simbólica de un sector elitista de los intelectuales. En Cuba, ha habido una preocupación perenne por lo que atañe a la visualización de lo nacional. Desde los orígenes del pensamiento ilustrado, autores como José Antonio Saco escribieron acerca de esos elementos que son quizás menos nobles, a la par que exaltaron las fortalezas que entraña el alma cubana. Somos a la vez que desinteresados, llenos de pasión y de ideales; parcos en propuestas concretas, amigos de la improvisación, hijos de caminos cuya esencia se pierde entre la copia a lo foráneo y la deuda perpetua por hacer nuestro propio destino. Cuba ha requerido en su historia recorrer una vez y otra los pasajes para que no se nos olvide de dónde venimos. En cada etapa, los hombres y mujeres de peso hubieron de recapitular en sus obras lo que nos distingue y valora, ya que pervive en la masa una voluntad desmemoriada, que se retrae con el calor del sol y que rehúye de los sacrificios en ocasiones así como de los razonamientos complejos.
No hay aquí que criticar lo que es menos glorioso de nosotros, sino asumirlo para que no se perpetúe. Lo que intento es relacionar determinado fenómeno que se observa hoy en el consumo de la cultura con aspectos de la construcción de lo cubano. En ese sentido, la insularidad como material ideológico y no cual fatalismo de la geografía aún tiene mucho que aportar. Esa matriz de análisis nos dice que en el camino hacia la emancipación del pensamiento hay que tener en cuenta que la condición de isla nos ha moldeado. O sea, más allá de que estemos en medio del mar y sin fronteras duras; lo insular es un núcleo subjetivo. En la construcción de la autoestima nacional ello ha tenido un impacto. Cuando algo se mueve entre el adentro y el afuera, las paredes de la identidad no son lo suficiente sólidas, sino que reciben ese impacto de lo transferible, de lo que muta. Lo externo tiende —por lejanía— a parecer mejor, desconocido, misterioso, incluso superior. Lo interno —por consabido— posee un empaque más familiar, cercano, toscamente asumido como de menos peso.
Es precisamente desde esa insularidad que se construye la imagen de un país dependiente, que debe recibir las influencias de afuera o de lo contrario será incapaz de sobrevivir y........





















Toi Staff
Gideon Levy
Tarik Cyril Amar
Stefano Lusa
Mort Laitner
Robert Sarner
Mark Travers Ph.d
Andrew Silow-Carroll
Ellen Ginsberg Simon