Martí y la brotación del jazz
No es la burda “tiradera” entre exponentes de la política, lo que suena percute más abajo. No es Petro/Sheinbaum vs Trump, es el cáncer imperialista contra el “americanismo sano” que pide que “cada pueblo de América se desenvuelva con el albedrío y propio ejercicio necesario a la salud”, la de Bolívar y Martí, que ha luchado por siglos para no permitir que “con la cubierta del negocio o cualquier otra lo apague y cope un pueblo voraz e irreverente”.
A la vez, más al fondo, al nivel de las raíces, es la diputa entre dos nociones de libertad.Como lo vislumbró Martí, cuando al comparar la nuestra con la connotación europea, afirmó: “en América la libertad es una vigorosa brotación”.Para los fraternales herederos de Aspasia, la libertad no es una cuestión de límites sino de virtud, la libertad consiste en el dominio de nosotros mismos, de nuestra propia naturaleza y de la naturaleza exterior.
Bajo el esquema contrario todo es cuestión de cercas, fronteras, de pieles racializadas y estigmas para marcar y excluir, de escalas arbitrarias para estructurar jerarquías, para imponer la desigualdad de clases. Unos pocos sin stop alguno y para la restante mayoría todas las trabas posibles, físicas y simbólicas. En el discurso de unos de sus bandos, los límites sirven para balancear el poder; mientras los del otro vociferan sin pudor que únicamente con unos límites nítidos y contundentes se puede volver a ser grande otra vez.
El Trumpismo es la deriva fascista en tal ideolograma, el tercio excesivo que puja por ser el núcleo del american way of thinking y del american way of life.
Pugna que también se proyecta en el mundo de la música. Circula, con hegemonía, una música contenida en formatos o géneros, delineada con esquemas “clásicos”........
© Cubahora
