Los afrocaribeños abuelos del Reparto (I)
Para un mejor entendimiento del Reparto debemos ubicarlo en la cartografía de la “Música Urbana”. Un conjunto de expresiones bajo una etiqueta que esconde obsesiones maníacas e interés mercadotécnicos de las elites. Como meter en un gran saco a todo los “otros” (con sus expresiones identitarias incluidas), propiciar el contagio de significaciones entre las marcas corporativas y cocinar una apetitosa “paella” étnica, con “sabor de arcoíris”, que consuman todos los habitantes del planeta.
Urge, entonces, el análisis histórico, sociocultural y político de los ancestros del “Reggaetón Cubano”, un mapeo de los “circuitos socio-sónicos” transitados por sus progenitores; trillos y autopistas multi-direccionales y con múltiples puntos de contacto.
Su precursor más claro tiene fisonomía híbrida, anunciada ya en sus denominaciones y pronunciaciones diversas: reggaeton, reggaetón, reguetón y regeton, con o sin acento, con grafía castellana o anglicada. Con un devenir no lineal y triangulado por la triada: expresión-comercialización-estigmatizacion. Trinidad que ha reconfigurado sus rasgos, hasta el sol y los oleajes de hoy. Manifiestos en su base rítmica, fraseología y en la performática de su exponentes.
Se acepta entre polémicas y reclamos fronterizos. El Reguetón se originó en Panamá, fue transformado y popularizado en Puerto Rico y de allí, ya enlatado, se masificó a otros mercados. Sin el reggae en español panameño de los ’80, o el underground puertorriqueño de los ‘90, no se hubiese desarrollado como tal. Pero lo que no todos reconocen, o destacan, es su genética afroantillana. El aporte de los que desde las islas del Caribe llegaron a la jungla panameña. Sin otros recursos que sus fuerzas de trabajo y sus bálsamos espirituales. A ellos rinde homenaje Rubén Blades en su canción “'West Indian Man”.
Con la “Fiebre del oro de California”, en 1849, se inicia la primera migración de afroantillanos a Panamá. Para facilitar los viajes entre la costa este y oeste de los Estados Unidos, se plantea la urgencia de construir una vía férrea interoceánica, por ser el punto más angosto del continente. Pero los inversores chocaron con el problema de que el país no tenía la cantidad suficiente de manos trabajadoras para la construcción del ferrocarril. Esto, junto con una crisis de sobrepoblación y de desempleo en las Antillas, motivó la afluencia al Istmo de miles de afroisleños.
Después de 1880, con la expansión del cultivo de banana en Centroamérica, otro grupo de trabajadores isleños fueron contratados por The United Fruit Company, así como por la Chiriqui Land Company.
La tercer oleada afroantillana........
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