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Andrea Echeverri: la heredera de un sueño cosido por tres generaciones

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16.12.2025

A veces un olor despierta una vida entera. Cuando Andrea Echeverri Restrepo recuerda el aroma de la tela recién cortada, regresa de inmediato a la casa de su abuela materna en Medellín. Allí, donde la mesa de ping-pong se convirtió en mesa de corte y los retazos eran juguetes, comenzó una historia que hoy suma 45 años: la de Deblanco, la empresa que tres mujeres —su abuela, Lucía Botero, su mamá, Lucía Restrepo y su tía, Margarita Restrepo— fundaron en 1980 sin saber que estaban creando un legado.

La idea nació de una necesidad muy simple: su mamá, enfermera, no encontraba uniformes que se ajustaran a las exigencias de su profesión. Su abuela, dedicada a la alta costura y a confeccionar vestidos de novia, empezó a hacerlos para ella. Las compañeras comenzaron a pedirlos porque eran hermosísimos, hechos con dedicación y detalle. Y así, sin planearlo demasiado, comenzaron a producir uniformes en Medellín. También vieron que las enfermeras no tenían zapatos silenciosos —en esa época todos eran de tacón de cuero— y crearon un espacio donde se pudiera encontrar todo lo necesario. Le pusieron Deblanco porque, entonces, las enfermeras solo vestían de ese color con su toca y su capa o saco azul.

La vida daría un........

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