Frente al imperio
Las presiones y chantajes de Estados Unidos contra Cuba no comenzaron tras el triunfo revolucionario de 1959; por el contrario, fueron recurrentes desde la intervención de sus tropas en la contienda independentista y crearon conflictos en las relaciones económicas entre ambas naciones
Fotos. / Archivo de BOHEMIA
Varias controversias surgieron durante la primera mitad del siglo XX debido a la prepotencia de los gobiernos estadounidenses hacia Cuba. Una de ellas acaeció en 1943. Su núcleo discurrió por carriles privados (notas, encuentros personales) y los detalles no llegaron a ser de conocimiento general hasta que el periodista Francisco Ichaso relató el diferendo en varias ediciones del Diario de la Marina: las del 17, 20, 24 y 31 de julio y el 3 de agosto de 1947.
Ese mismo año los artículos conformaron el libro Entre Excelencias. Los incidentes Braden-Santovenia, donde se especifica que en “ellos se evocan las fricciones diplomáticas ocurridas entre el Dr. Emeterio Santovenia y el Sr. Spruille Braden, cuando el primero ocupaba el cargo de Ministro de Estado de Cuba y el segundo representaba como embajador a su país en esta Antilla”.
Reflexión sobre la economía cubana y su dependencia de los Estados Unidos, a propósito de la zafra de 1943.El prologuista del volumen, Joaquín Martínez Sáenz, asevera que en esos textos “se plantea una cuestión siempre actual: la forma en que deben conducirse las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados”. Luego destaca la significación de los actores y comenta que, según Ichaso, el contrapunteo llevó a que se abultaran algunos hechos y se disminuyeran otros.
Sáenz añade que los roces con la embajada estadounidense se debieron a “la firme actitud cubana basada en un cabal concepto de la soberanía y en un estricto respeto a las normas del Derecho internacional, frente a los movimientos, en ocasiones descompasados, de una diplomacia […] obstinada en alcanzar sus fines por medios no siempre compatibles con la sensibilidad de los pueblos donde se ejerce”. En este caso, el norteamericano pretendió, una vez más, “convertir sus notas en mandatos, sus recomendaciones en ‘ucases’”.
Quiso el plenipotenciario establecer la forma en que se realizaba el embarque de azúcar en el puerto de Nuevitas, lo cual motivó una queja del gremio de obreros. Santovenia se le enfrentó diciéndole en una nota que a ningún cónsul extranjero le correspondía tomar esa decisión. Además, entre otros desaguisados, Braden respaldó públicamente las acusaciones contra el diplomático peruano en La Habana, Luis Cúneo Harrison, aunque el propio canciller le había hecho saber que las investigaciones emprendidas por el Buró de Actividades Enemigas no habían arrojado indicio alguno de que el susodicho fuera un simpatizante de las potencias nazifascistas.
En ambas ocasiones el funcionario yanqui terminó adoptando un discurso conciliador, sobre todo después de un encuentro personal, tenso, durante el cual Santovenia le manifestó que “las relaciones exteriores de Cuba las conducía el Presidente de la República, a través del Ministro de Estado, y no el embajador de los Estados Unidos”.
Pulseadas oficiales
Motivo de desavenencias en la década serían los vínculos comerciales de Cuba con su rapaz vecino. Las suscitadas en el período 1945-1948, en torno a la........
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