Con Trump en la Casa Blanca, la influencia de EEUU en América Latina está en declive
La indignación y la resistencia ante las políticas de intimidación de Trump, las deportaciones masivas y las represalias económicas se extienden por América Latina, aunque los grandes medios de comunicación apenas les presten atención. En contraste, es bien conocido la resistencia proveniente de Canadá y Europa Occidental, así como las protestas en las calles y las asambleas de ciudadanos en Estados Unidos, además de la gira "Luchando contra la Oligarquía" protagonizada por Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders.
La oposición a las políticas de Trump en América Latina adopta múltiples formas. En países como México, los presidentes han forjado un frente común en torno al tema de los aranceles, que incluye a empresarios destacados y a algunos líderes de la oposición. Por su parte, mandatarios como Lula en Brasil impulsan iniciativas diplomáticas con el objetivo de consolidar una postura latinoamericana unificada frente a las medidas de Trump, fortaleciendo organismos regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El repertorio de resistencia también incluye movilizaciones callejeras. La más reciente se llevó a cabo el 12 de abril, cuando panameños salieron a las calles en rechazo a la visita del secretario de defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth. El Frente Nacional por la Defensa de los Derechos Económicos y Sociales (Frenadeso), uno de los principales convocantes, denunció los planes encubiertos de Washington para establecer cuatro bases militares en el país. Las manifestaciones intimidaron al presidente derechista José Raúl Mulino. Aunque Frenadeso lo tildó de "traidor", Mulino advirtió a Hegseth sobre los riesgos de llevar adelante la iniciativa. "¿Quieren armar un lío?", le dijo, y agregó: "Lo que se ha montado aquí podría prender fuego al país".
Frenadeso también denunció la capitulación de Mulino ante las presiones de Washington, que condujo a la salida de Panamá de la Iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por China.
Tres temas alimentan la resistencia contra Trump en América Latina: los aranceles, las deportaciones y la política de exclusión promovida por Washington. Esta última abarca tanto el aislamiento de Cuba y Venezuela del concierto de naciones latinoamericanas como la retórica y las acciones destinadas a expulsar a China del continente.
Las políticas de Trump también han intensificado la polarización que enfrenta a los gobiernos de izquierda y centroizquierda con una ultraderecha estrechamente alineada con Washington y, en particular, con el propio Trump. La indignación provocada por sus declaraciones incendiarias sobre el Canal de Panamá y el Golfo de México, así como su política de deportaciones masivas y aranceles, no hace sino fortalecer a las fuerzas progresistas latinoamericanas en detrimento de la derecha.
También estimulan el sentimiento antiestadounidense, que, según el columnista de Bloomberg Juan Pablo Spinetto, "está cobrando nueva vida en América Latina". Spinetto señala que "la dureza de su política de ‘lo tomas o lo dejas’... dará un nuevo impulso al antiamericanismo…, debilitando el interés en cooperar y establecer objetivos comunes".
En una muestra contundente de repudio a una de las muchas medidas infames adoptadas por la administración Trump, la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, agradeció la labor del personal médico internacional cubano por su asistencia durante la pandemia de COVID-19. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, anunció sanciones contra funcionarios del gobierno y sus familiares por su presunta "complicidad" en la promoción de las misiones médicas cubanas. La medida también amenaza con imponer restricciones comerciales a los países que colaboren con dichas misiones. Mottley afirmó que no cederá en su defensa de la cooperación médica cubana y agregó: "Si el costo de ello es perder mi visa para ingresar a Estados Unidos, que así sea. Lo que nos importa son los principios."
Para colmo de males para Marco Rubio, durante una sesión conjunta celebrada en Jamaica, justo después de que el secretario de Estado elogiara las sanciones contra las misiones médicas cubanas, el primer ministro Andrew Holness lo desestimó, en efecto, con una declaración contundente. "En lo que respecta a los médicos cubanos en Jamaica, seamos claros: los médicos cubanos han sido increíblemente útiles para nosotros", afirmó Holness. Declaraciones similares fueron formuladas por los primeros ministros de Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, y Trinidad y Tobago.
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