Una torta blanca, aunque sea negra
La dulcería criolla es un festín de aromas, sabores y colores. El papelón y la melaza son los encargados de endulzar ese abanico de postres, otorgándole un color cobrizo, oscuro, casi negro. También es un recurso de mágico sabor en panes salados que son barnizados con la tinta edulcorada de la caña de azúcar. El trigo refinado nos ha traído a la mesa la blancura que recuerda los pleitos coloniales de limpieza de sangre.
A mediados del siglo XVIII dos reposteras caraqueñas, Rosa y Dominga Bejarano, fueron las creadoras de la torta bejarana. Un bollo que no requiere........
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