'1984' y la facilidad de ofensa en la era de la estupidez
La mejor muestra gráfica que he encontrado sobre el comunismo está en Praga. Es un monumento situado a los pies de un parque -colina Petřín- que está compuesto por seis o siete figuras de bronce. En la primera, se observa a un hombre con el cuerpo intacto. La última estatua de la fila la forman apenas unos jirones de piel. Es un homenaje a los presos políticos de esta ideología y muestra a la perfección el modo en el que destruye de forma progresiva al individuo hasta someterle al sistema. Hasta hacerle desaparecer.
Este concepto se puede aplicar a todos los totalitarismos, pues suelen ser igual de insaciables a la hora de minar la autonomía intelectual y espiritual de los individuos. Al principio, hay un hombre libre; después, una persona que está condicionada por la potencia de los aparatos propagandístico y represivo del Estado. Al final del proceso, un 'ente humano' que debe gastar la mayor parte de su fuerza y de su tiempo en sobrevivir. Por tanto, ni siquiera tiene la voluntad suficiente como para pensar. Hay desmotivación, desesperanza y apatía. En esa fase, el ciudadano ya se ha dado cuenta de que ninguno de sus proyectos vitales puede escapar al control de los que mandan.
Se ha producido un acontecimiento significativo en estos últimos días que refleja a la perfección la deriva del mundo occidental, que es el que nos ocupa. Resulta que la universidad........© Vozpópuli
visit website