El error Ferrovial
Para que un país como España prospere y genere riqueza, necesitamos tener empresas grandes y potentes, capaces de competir en el mercado internacional.
Uno de los problemas tradicionales de la economía española ha sido, precisamente, la incapacidad de generar empresas grandes. Nuestro tejido productivo está dominado por pymes, que por muy entrañables y meritorias que sean, suelen ser menos eficientes y productivas que empresas de mayor tamaño. No tienen la misma tecnología, ni capacidad de invertir y crecer, ni economías de escala; el resultado son salarios más bajos y empleo de menor calidad.
Eso no significa, por supuesto, que España no haya generado varias empresas con vocación internacional; es más, en algunos sectores nuestras empresas están entre las más punteras del mundo. Este es el caso de las grandes empresas de obra civil e infraestructuras, que no solo han conseguido crecer lo suficiente como para poder competir fuera, sino que además tienen un prestigio considerable.
El origen de estas empresas es, por supuesto, bien conocido. España ha construido mucha obra pública e infraestructuras durante las últimas décadas, y eso ha hecho que empresas como ACS, Ferrovial, Acciona o Sacyr tuvieran mucho trabajo calando túneles, construyendo puentes y tirando vía. Estos días, sin embargo, estas empresas facturan un 75% de su negocio fuera; su dependencia de las arcas del Ministerio de Fomento es muy limitada.
Con todo, estos años de construir autopistas y ferrocarriles ha hecho que el anuncio del traslado de la sede corporativa de Ferrovial haya sido recibido con una oleada de críticas. Desde el Gobierno se ha hablado de falta de patriotismo, de empresarios desagradecidos, de egoísmo y evasión de........
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