Influencers de la justicia social
Hará quince años, di un curso en una oenegé desconocida cuya sede estaba en un palacete que sus fundadores tenían en Madrid. En él se diseñaban las obras de caridad que después, y con ayuda del voluntariado, los empleados desarrollaban en los peores barrios de la capital. Durante mucho tiempo habían podido trabajar gracias a las cuotas y donaciones de los afiliados y, sobre todo, a las subvenciones; pero a raíz de que estallara la crisis inmobiliaria, el número de pobres se había multiplicado y muchos grifos se habían cerrado; de modo que los jefes dieron la orden de salir a pedir dinero también a las empresas. A esa tarea ahora se la llama captación de fondos o fundraising.
Enviaban sus dosieres a muchos sitios, pero rara vez llegaban a ser recibidos y nunca conseguían su propósito. Y preocupados por aquel fracaso, nos contrataron para que les enseñáramos a comunicarse con las grandes corporaciones —la presidenta Begoña no ha inventado nada que no estuviera ya inventado—. Para preparar aquel curso, estudiamos la documentación con la que intentaban abrirse paso en el sector privado, ese en el que no hay políticos amigos del jefe, formularios con instrucciones ni funcionarios infinitos. Descubrí entonces que muchos de los proyectos que presentaban eran meras ocurrencias mal........
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