Marlaska se viste de faralaes
Nuestros ya conocidísimos Antonella (presentadora: curvas de la Loren, melena de la Carrà) y Giorgio (el cámara: escuálido y con perilla) aterrizan en Málaga y cogen un taxi a lo que antes era La Línea de la Concepción, ahora territorio integrado en la Ciudad Autónoma del Estrecho. Andan trabajando estos días para el programa “Indipendenti per il Mondo”, y han quedado a almorzar en un chiringuito con Juan Chopitos, presidente de la Estrechalitat, que es la institución gubernamental que organiza la vida a los lugareños.
-Che roccia! -comenta ella fascinada cuando avistan el Peñón.
El tal Chopitos es una especie de Puigdemont campechano con cuerpo de Junqueras, pero con pelo muy rizado; y lleva una medalla de oro de la Virgen de la Inmaculada, con cadena gorda.
Su vida política cambió cuando tuvo a bien espiar el móvil de Mariabegoña, como método desesperado para librar a la comarca del narcoterrorismo. El presidente de la Estrechalitat, primerizo en espionajes, decidió acudir a sus contactos rusos residentes en Sotogrande, conocedor de la querencia que su gobierno presenta a apoyar disidencias europeas, y fichó un hacker de la cantera moscovita.
-No queráis saber lo que había ahí -dice poniendo cara de susto y agarrando una tortillita de camarones de una fuente que acaba de aterrizar en mesa.
Gracias a esa bajeza (“bien no está, pero no quedaba otra”, se excusa), la zona ha pasado de bélica a narco-free; fue mandarle un guasap a Jisperson (“o nos das la independencia, o que se prepare Mariabegoña”), y éste rápidamente soltó cuatro paridas en los medios sobre la concordia sureña y lo bien que le sientan a España las liposucciones........
© Vozpópuli
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