Gas argelino y un gobierno delirante
En el pasado encontronazo con Marruecos, en que padecimos la invasión a Ceuta y de pateras a Canarias, se reveló una extraña alianza con Argelia al descubrirse que dimos asistencia médica de urgencia a Brahim Gali, residente en Argelia, secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, quedando al descubierto los lazos entre los Estados profundos de España y Argelia, una relación que Marruecos parece tener bastante bien medida y que hoy cobra mayor significado pues, tras decidirse que el gas sería el principal determinante de los precios de la electricidad, se pone de manifiesto lo disfuncional que es todo lo relativo a la forma de gobierno que padecemos.
Aquella fue una operación "secreta" más propia de Mortadelo y Filemón y su peligrosa agencia de "inteligencia" y el error fue tal, que la embajadora marroquí se permitió decir: "las acciones tienen consecuencias", una amenaza por la que no fue expulsada de inmediato como correspondía, demostrándose una vez más que hemos perdido toda capacidad de disuasión. Para colmo de males y como si de una comedia se tratase - los efectos pudieron ser gravísimos -, el actual Gobierno, cuyos miembros viven en una eterna competencia de rebuznos, respondían con ocurrencias cada vez más patosas, como que la identidad de Gali no era falsa sino distinta; con la energía sus burradas son similares y por ese camino terminarán cargándose el sistema eléctrico.
De modo que, aunque Marruecos es nuestro mayor problema existencial tras la partitocracia, Argelia no anda muy lejos y, dada esa especial relación, hoy exploraremos sus cuentas de forma similar a como hicimos con las marroquíes y de ellas sabemos, por las recientes previsiones globales, que no son nada buenas, de hecho, al entrar en más detalle, en algunas cosas Marruecos es casi un oasis de estabilidad.
Como Marruecos, Argelia ha tenido dos períodos claramente diferenciados, uno de alta volatilidad en el crecimiento con alto paro e inflación, hasta 1998, y otro más bonancible que llegó hasta la pandemia. La enorme diferencia viene del mayor........© Vozpópuli
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