Cisne negro, peste roja y el Ibex 35
La economía global está viviendo las consecuencias telúricas de lo que conoce como cisne negro, un acontecimiento sistémico que se ha manifestado en su peor forma: como una pandemia global; tocaría entonces racionalizarlo y ver las vulnerabilidades o fragilidades del sistema para aminorarlas. Esos serían los tres elementos más básicos de la proposición de Nassim Taleb, investigador al que no se le ha hecho el caso necesario, salvo en Singapur, donde en 2013 ya evaluaron con él los efectos de una pandemia, pues en estos tiempos priman los egoísmos por sobre la racionalidad.
Sobre el primer elemento, el hecho en sí, somos sujetos pasivos y sabemos que empezó en una ciudad donde hay uno de los laboratorios de guerra biológica más potentes del mundo, que se actuó mal en la contención y que se ha perseguido a quienes criticaron esto, incluido un empresario que ha desaparecido. Curiosamente, también han querido, junto a sus aliados iraníes, a los que infectaron, culpar a Estados Unidos del mismo al tiempo que le entorpecían las compras de insumos para combatir la pandemia, haciendo que Peter Navarro diseñara un plan para reducir la dependencia de China, un proveedor nada fiable. Además, se ha insistido en el origen animal, que ya han tenido otros casos y, aunque otros países también, allí no lo arreglan, destacando luego la publicidad de estudios científicos demostrando que el virus no es artificial, como si eso excusara su uso como arma biológica, cuando ya ha habido temas de espionaje bacteriológico chino en Canadá.
Por lo visto, el comunismo, una de las ideología con crímenes record que aún gobierna, tiene patente de corso y se racionaliza así, blanqueándolo. Por supuesto, el pueblo chino no tiene ninguna culpa y dudo que a esta "peste" la denominen "gripe china", o similar, porque ese "racismo" solo se lo hicieron a los españoles por no censurar ni mentir sobre una pandemia. ¿Y las fragilidades del sistema? Eso da igual, lo que importa es la lucha, mantenimiento y conquista del Poder mientras se blanquea la tiranía.
Luego, en España, donde también es guay ser comunista y nacionalista identitario, otro detritus histórico, tenemos a ambos politizando la tragedia desde distintos entes estatales. Ambos mesianismos políticos buscan destruir naciones de forma violenta al tiempo que algunos se hacen multimillonarios. Para colmo, el gobierno central lo detenta una coalición comunista-progresista y, como saben, el Progresismo no tienen nada que ver con el progreso, sino con alcanzar lo mismo que el comunismo pero de forma progresiva, que es de donde viene su denominación. O sea, tres tazas. El contraste con el pueblo español o nuestros inmigrantes chinos no podía ser mayor.
Finalmente, destaca esa especie de cártel mediático, que no se investigará nunca porque el establishment no se va a investigar a sí mismo, donde sus predicadores están mañana, tarde y noche,........
© Vozpópuli
visit website