Qué hace una Sara como tú con un Pedro como éste
Se llama Sara Aagesen, tiene 48 años, es ingeniera química, su padre es danés, su madre española, no milita en partido alguno, su héroe histórico es Blas de Lezo (sic) y desde esta semana es la sucesora de Teresa Ribera en el Ministerio para la Transición Ecológica amén de vicepresidenta tercera del Ejecutivo. Era una de las nenas mimadas de su inhóspita jefa, ahora repantingada en un confortable sillón en Bruselas.
Sara tiene un inconfundible perfil de dama nórdica, alta, rubia, rasgos decididos y una mirada entre soñadora y dulce. De lejos se asemeja a una de las musas de Bergman, un mix entre Ingrid Thulin y Liv Ullman. De cerca exhibe un hieratismo afable como de primer plano de Dreyer. "Grande, suave, cálida y preciosa", como decía Max Von Sidow en Pasión. No es el aspecto que exhiben las candorosas miembras del Gabinete sanchista, entre el barroquismo enrevesado de María Jesús Montero o el aire de pívot provinciano de Elma Saiz.
Un periodo cargado de turbulencias y escándalos que pueden derivar en una crisis de imprevisibles dimensiones. Un leve vistazo al rosario de sucesos judiciales dibujan un panorama incómodo
Sara es una absoluta desconocida en el panorama político nacional, aunque los conocedores de la cosa verde la tienen muy referenciada. Su dedicación al sector medioambiental viene de lejos. Estuvo en........
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