Llegó el Monarca y mandó callar
Decía John Ford que “el cine es Henry Fonda caminando”. Nuestro año político ha sido el Rey caminando por las calles embarradas de Paiporta. Escuchando a las víctimas, aliviando lágrimas, confortando desgarros. Este 2024 que acaba ha sido el año de la necesaria reaparición del Rey, arrinconado y preterido desde la jefatura de Gobierno con un empeño casi obsesivo. Siete años después de su discurso contra la asonada catalana, don Felipe ha sacado de nuevo lustre a la Corona y ha reforzado el valor de la Institución en unos momentos en los que casi todo está en juego. Tan sólo fue preciso un gesto. Algo tan sencillo como soportar la justa ira e infundir una micra de esperanza ante la desesperación y el desgarro de una población abandonada.
El zarpazo de la Dana abrió y cerró el mensaje de Nochebuena del Rey, de nuevo en el escenario primigenio del Palacio Real, diez años después. La épica de un pueblo que sufre en una España que mira hacia otro lado. Un canto a la solidaridad de los voluntarios que hicieron historia, a la abrumadora humanidad de vecinos, bomberos, cuerpos de seguridad, Fuerzas Armadas, empresarios que movilizaron personal, maquinaria, efectuaron donaciones…y el reclamo a una mayor eficacia de las autoridades, tan lentas e inoperantes. “Hemos comprobado la frustración, la impaciencia, el dolor, las demandas de mayor coordinación de las administraciones”, dijo. Es decir, España es un........
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